Energía mística que sale de quien
sabe dónde.
Ganas de correr, seguridad de que
podré volar.
Uno, dos, tres, mil, mil, mil, mil
millones.
Música fuerte, y me aturde las ideas,
y me las bloquea y se siente tan bien.
Mira que sonrisa la mía.
Mira que sorpresa encontrarme a mí
misma echando los ojos hacia atrás.
¿Qué importa la hora?
¿Qué importa el lugar?
¿Qué importa quién demonios seas tú?
¿Qué importa cuál de mis
personalidades multifacéticas es la que uso justo ahora?
Estoy muy bien, mi cuerpo me lo dice.
Estoy perfectamente bien porque no sé
qué pasa.
Los rostros no tienen forma.
Las banquetas resultan ser jardines
prohibidos
y guardarán mis secretos.
Las paredes resultan ser paisajes
fuera de lo cotidiano
y me dirán que pasó cuando vuelva en
sí.
El cielo no es tan infinito porque
puedo tocarlo
sin siquiera despegar mis pies del
pavimento.
Y las nubes son tan suaves como la
piel de mi mujer perdida.
La ciudad se vuelve mi cómplice
eterno.
Hemos hecho un pacto de sangre y me
esconderá de los depredadores.
Adiós familia, me iré a flotar.
Aura Diez
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