Voy caminando por las calles de esta
ciudad,
Voy caminando con mi padrastro subido
en mi espalda.
Y tengo a mi madre subida en la
espalda también.
No se puede hacer nada al respecto,
más que esperar a que se me bajen.
Hace días que me quedé sin espalda y ellos
no lo han notado,
Y siguen empeñados en subírseme
como si realmente fuera yo el burro
de carga que me creen.
Me compran cosas.
Muchas, muchas cosas.
Me traen obsequios desde no sé dónde.
Y sin saber por qué razón lo hacen.
Un reloj, unos jeans, una mochila
nueva, zapatos que estrenar.
Yo solo quiero que se bajen de mis
hombros y tomen su distancia.
No quiero sus regalos caros, yo
quiero mi coraza de vuelta,
protegiéndome de las garras del mundo
exterior.
Quiero mis espinas.
Quiero mi veneno.
Quiero mi fuerza sobre natural.
Mi padre está ahí esperando su turno
para que lo lleve a pasear
también sobre mi espalda acabada.
Me quiero emancipar de mi espalda
y de los que se suben a ella y me
dicen “¡Arre, arre!”
queriéndome convencer de que hacer
esto es mi trabajo
y que mi terrible y dramática
existencia
se limita a ser un animal de carga.
Me pintaré un bigote falso,
me pondré los pies como orejas y me
iré de aquí,
haciéndome pasar por duende.
Y me iré a tu cama y me perderé en
ella
y jamás me encontrarán.
Aura Diez
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