viernes, 16 de noviembre de 2012

Cuerpos Vacíos



Aquí no hay un donde, ni un cuando, ni un porque.
No se necesitan razones cuando entras aquí 
y la noción de espacio, lugar y tiempo se pierde,
desaparece y se vuelve incluso algo secundario.
Encuentra ya un rinconsito donde dormir 
los últimos minutos de la madrugada.
Encuentra un cigarro bajo el sofá.
Encuentra desconocidos habitándolo todo 
como fantasmas frustrados.
Todos estos espíritus extraviados, 
y las almas de todos los que han sido
descubiertos por el sol mañanero.
Todas estas fuerzas que nos es imposible ver, 
pero sentimos y sabemos que ahí están,
a cada momento.
Y toman posesión de estos cuerpos vacíos,
confundidos; que se llenan de humo la existencia
(la poca que aún les queda).
Que se llenan de nieve y frialdad la respiración
que comienza ya a agitarse y jadear.
Y estos mismos cuerpos vacíos
que ya no razonan,
que ya no sueñan cuando pretenden dormir.
Y que se incendian y los consume
quien sabe que cosas, 
y quien sabe con que intenciones.
Y les duele, pero solo saben sonreír,
con una euforia que se sale de la misma piel
y se hace pasar por los vellitos erizados del cuerpo,
de los brazos, de las piernas, de la espalda.
Pero mira como se parece a ti ese que estás viendo en el espejo.
Pero sabemos en secreto,
y lo sabemos sin incluso saberlo..
que no eres tu ese que ves.
Que tu dejaste de existir después de subir
los veintisiete escalones que te llevan hasta aquí.
Y tu esencia se te escapó por la boca al querer saludarnos.
Sentados ahí, 
en este intento de sala de estar.
Ahí, con la mirada perdida.
Tan perdida que luego descubrimos que ya no tenemos mirada.
Ahí, siendo masticados por estas paredes blancas.
Ahí, obligando a nuestra mente a olvidar la ley de causa y consecuencia.
A aconsejar a otros que se cuiden 
de no terminar como uno mismo,
mientras tus propias acciones de contradicen.
Embriagar al alma.
Dejar perdida en la oscuridad de las habitaciones
la ilusión que estuvimos guardando por tanto tiempo.
Cuerpos vacíos.
Incomprendidos a ratos se sienten.
Aquí. 
Aquí no hay un donde, ni un cuando, ni un porque. 

Aura Díez



No hay comentarios:

Publicar un comentario